Guía Irene, mitad española, mitad japonesa, durante todos los días.
JR Pass de 14 días.
Seguro de Viajes.
Los alojamientos exclusivos para nosotras, donde tendremos la posibilidad de tener acceso a la cocina para hacer nuestras propias comidas en el caso de que nos apetezca.
El espectáculo de las Geishas
El alquiler de las bicicletas + guía local para hacer la ruta callejera de Tokio.
El barco de vuelta a Onomichi
Traslado a Tokio a la llegada.
Los vuelos. Como los precios varían mucho, en el momento de la contratación te diremos exactamente el precio. Cuantas más tardes en reservas más probabilidades hay que suban.
Transporte público en Tokio o Kioto.
Todas las comidas serán libres y por eso no están incluidas, aprovecharemos los mercados, decidiremos sobre la marcha el restaurante o cocinaremos en la casa donde nos vayamos a alojar.
Las entradas a templos o santuarios, por la misma razón porque según donde decidamos entrar el precio varía. No obstante, para que te hagas una idea la mayoría está entre 2 y 6 euros.
El baño en el Onsen, entre 10 y 15 euros.
Noches extras
Llegaremos al aeropuerto y cogeremos un tren para trasladarnos a la ciudad de Tokio que más o menos está a una hora.
Según a la hora que lleguemos y de lo que nos pida el cuerpo aprovecharemos para empezar a explorar esta inmensa ciudad visitando la estación de Tokio o el Palacio Imperial.
Pero si el cuerpo nos pide un poco más de descanso podemos quedarnos cerca del alojamiento situado en el centro de Tokio ya que a pocos pasos tenemos el parque central Shinjuku, un oasis de paz y tranquilidad en la urbe nipona más multitudinaria y estresante, las cosas como son.
Alojamiento Tokio: El Ryokan Ichicho o similar
En Tokio tenemos varios planes para elegir en estos 3 días en función de lo que nos apetezca dejando margen a la improvisación y al dejarnos llevar por el momento o incluso podremos hacer grupos en función de los intereses.
Estas son las propuestas:
• El Palacio Imperial de Tokio y la estación de Tokio con más de 100 años de historia.
• El barrio de Yanaka para adentrarnos el Japón más ancestral, lleno de artesanía y de tradición, además de pastelerías deliciosas y comida callejera.
• Shibuya, barrios de moda y entretenimiento por antonomasia donde nos podremos hacer la típica foto atravesando el cruce de peatones más famoso y concurrido del mundo.
• Una ruta urbana en bici para salir de los lugares más turísticos y perdernos por el encanto de los callejones del laberintico Tokio
• Una excursión de día al monte Takao, un rincón de naturaleza inmenso lleno de senderos para hacer pequeñas rutas de senderismo.
• Asakusa o el antiguo shitamachi, el barrio más tradicional y antiguo de una ciudad, donde se produce esa mezcla de tradición y modernidad de manera más evidente.
• El barrio de Ueno para centrarnos sobre todo en los lagos de loto de su inmenso parque y el mercadillo de la calle Ameyoko y seguir degustando comida callejera.
• Y quizá un imprescindible sea los jardines Rikugien que durante el hanami y el momiji están espectaculares, sobre todo por la noche gracias a una iluminación especial.
• También podremos asistir a festivales según la época, como el Kiku matsuri, el festival de las flores del crisantemo en el santuario Yushima Tenmangu o el Tori-no-Ichi en noviembre.
El alojamiento durante estos días siempre será el mismo, junto al parque central Shinjuku y nos moveremos en transporte público para zambullirnos todavía más en el día a día de esta ciudad.
Alojamiento Tokio: El Ryokan Ichicho o similar
En Tokio tenemos varios planes para elegir en estos 3 días en función de lo que nos apetezca dejando margen a la improvisación y al dejarnos llevar por el momento o incluso podremos hacer grupos en función de los intereses.
Estas son las propuestas:
• El Palacio Imperial de Tokio y la estación de Tokio con más de 100 años de historia.
• El barrio de Yanaka para adentrarnos el Japón más ancestral, lleno de artesanía y de tradición, además de pastelerías deliciosas y comida callejera.
• Shibuya, barrios de moda y entretenimiento por antonomasia donde nos podremos hacer la típica foto atravesando el cruce de peatones más famoso y concurrido del mundo.
• Una ruta urbana en bici para salir de los lugares más turísticos y perdernos por el encanto de los callejones del laberintico Tokio
• Una excursión de día al monte Takao, un rincón de naturaleza inmenso lleno de senderos para hacer pequeñas rutas de senderismo.
• Asakusa o el antiguo shitamachi, el barrio más tradicional y antiguo de una ciudad, donde se produce esa mezcla de tradición y modernidad de manera más evidente.
• El barrio de Ueno para centrarnos sobre todo en los lagos de loto de su inmenso parque y el mercadillo de la calle Ameyoko y seguir degustando comida callejera.
• Y quizá un imprescindible sea los jardines Rikugien que durante el hanami y el momiji están espectaculares, sobre todo por la noche gracias a una iluminación especial.
• También podremos asistir a festivales según la época, como el Kiku matsuri, el festival de las flores del crisantemo en el santuario Yushima Tenmangu o el Tori-no-Ichi en noviembre.
El alojamiento durante estos días siempre será el mismo, junto al parque central Shinjuku y nos moveremos en transporte público para zambullirnos todavía más en el día a día de esta ciudad.
Alojamiento Tokio: El Ryokan Ichicho o similar
En Tokio tenemos varios planes para elegir en estos 3 días en función de lo que nos apetezca dejando margen a la improvisación y al dejarnos llevar por el momento o incluso podremos hacer grupos en función de los intereses.
Estas son las propuestas:
• El Palacio Imperial de Tokio y la estación de Tokio con más de 100 años de historia.
• El barrio de Yanaka para adentrarnos el Japón más ancestral, lleno de artesanía y de tradición, además de pastelerías deliciosas y comida callejera.
• Shibuya, barrios de moda y entretenimiento por antonomasia donde nos podremos hacer la típica foto atravesando el cruce de peatones más famoso y concurrido del mundo.
• Una ruta urbana en bici para salir de los lugares más turísticos y perdernos por el encanto de los callejones del laberintico Tokio
• Una excursión de día al monte Takao, un rincón de naturaleza inmenso lleno de senderos para hacer pequeñas rutas de senderismo.
• Asakusa o el antiguo shitamachi, el barrio más tradicional y antiguo de una ciudad, donde se produce esa mezcla de tradición y modernidad de manera más evidente.
• El barrio de Ueno para centrarnos sobre todo en los lagos de loto de su inmenso parque y el mercadillo de la calle Ameyoko y seguir degustando comida callejera.
• Y quizá un imprescindible sea los jardines Rikugien que durante el hanami y el momiji están espectaculares, sobre todo por la noche gracias a una iluminación especial.
• También podremos asistir a festivales según la época, como el Kiku matsuri, el festival de las flores del crisantemo en el santuario Yushima Tenmangu o el Tori-no-Ichi en noviembre.
El alojamiento durante estos días siempre será el mismo, junto al parque central Shinjuku y nos moveremos en transporte público para zambullirnos todavía más en el día a día de esta ciudad.
Alojamiento Tokio: El Ryokan Ichicho o similar
Comienza el uso del Japan Rail Pass (también conocido como JR Pass) un billete válido para viajar en todos los trenes nacionales JR de Japón durante, en nuestro caso, 14 días consecutivos.
Lo haremos con el traslado a Nikko (2 horas) una bella aldea de montaña, donde sus templos y santuarios poseen una arquitectura exquisita y la naturaleza más virgen nos va a deleitar a cada paso y a cada pedaleada.
Porque con este telón de fondo el primer día haremos una ruta de en bicicleta eléctrica de unos 38 km a lo largo del lago Chuzenji, el lago natural de mayor altitud de Japón, que nos dará pie a acercarnos a las cataratas Ryuzu y Yutaki y a contemplar los volcanes circundantes.
Sin duda otro de los lugares que quedan fuera de los circuitos turísticos pero que nosotras vamos a disfrutar.
Y es que, además, dormiremos en una casa en la montaña para nosotras desde donde podremos disfrutar de esas puestas de sol que a una se le quedan grabada en la memoria para siempre y más con los colores de la primavera o del otoño.
Alojamiento Nikko: Toshino Resort o similar
Nikko alberga los santuarios y templos más famosos, considerados de los de mayor esplendor de todo Japón, no en vano están declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO, así que durante este día nos dedicaremos a la visita de los más importante y representativos.
• El santuario Toshogu y mausoleo de Tokuwaga Ieyasu: de gran importancia histórica y artística, donde se mezclan elementos sintoístas y budistas y unos colores e imágenes sorprendentes. Nos sorprenderá por la gran pagoda de cinco pisos que preside su entrada y por la figura de tres monos tallados en madera en unas posturas diferentes, tapándose las orejas, la boca y los ojos. ¿Te suena?
• Santuario Futarasan y puente Shinkyo: es más pequeño y más sobrio que el anterior, pero llegar hasta él caminando entre árboles milenarios y enormes lámparas tradicionales de piedra es ya una experiencia en sí misma. Del puente dicen que uno de los más bonitos del país.
• El Taiyuinbyo y el mausoleo de Tokugawa Iemitsu: quizá no destaque por su tamaño pero sí por la elegancia de su arquitectura mezclando elementos sintoístas y budistas y la atmósfera que genera para la meditación y la contemplación.
Y una vez terminadas las visitas volveremos a hacer uso del JR Pass para poner rumo a la estación Kawaguchiko (4,5h) para ir en busca de nuestro alojamiento en una villa cerca del lago Kawaguchi.
Yamanakako, Kawaguchiko, Saiko, Shojiko y Motosu son los cinco lagos volcánicos del Monte Fuji y recorrerlos en una ruta de cicloturismo nos permitirá no sólo tener las mejores vistas del emblemático volcán de Japón, sino de nutrirnos de los bellos paisajes que nos dejan en primavera y en otoño.
La ruta son 100 km con 1.325 m de desnivel y la hemos dividido en 3 días para hacerla despacio y con la tranquilidad que requiere la contemplación obligada de este territorio.
Tras la primera etapa dormiremos en la villa del día anterior, junto al lago Kawaguchiko y en el segundo día lo haremos cerca de otro lago, el Motosu, por lo que llevaremos una pequeña mochila con las 4 cosas básicas para pasar la noche.
Durante estos 3 días nos espera ver el Fuji reflejado en la superficie del agua de los lagos, atravesar bosques, campos de flores, cerezos en flor en primavera y el espectáculo del momiji en otoño.
Además, veremos una de las estampas más famosas de Japón, la pagoda roja de Chureito de cinco pisos y disfrutaremos de un baño termal al aire libre típicamente japonés en un onsen y ponernos un yukata (una prenda parecida al kimono, de algodón y más simple, que se lleva después del baño a modo de «ropa de ir por casa»).
Alojamiento día 7 Residencia Keimura Kajiwara o similar
Yamanakako, Kawaguchiko, Saiko, Shojiko y Motosu son los cinco lagos volcánicos del Monte Fuji y recorrerlos en una ruta de cicloturismo nos permitirá no sólo tener las mejores vistas del emblemático volcán de Japón, sino de nutrirnos de los bellos paisajes que nos dejan en primavera y en otoño.
La ruta son 100 km con 1.325 m de desnivel y la hemos dividido en 3 días para hacerla despacio y con la tranquilidad que requiere la contemplación obligada de este territorio.
Tras la primera etapa dormiremos en la villa del día anterior, junto al lago Kawaguchiko y en el segundo día lo haremos cerca de otro lago, el Motosu, por lo que llevaremos una pequeña mochila con las 4 cosas básicas para pasar la noche.
Durante estos 3 días nos espera ver el Fuji reflejado en la superficie del agua de los lagos, atravesar bosques, campos de flores, cerezos en flor en primavera y el espectáculo del momiji en otoño.
Además, veremos una de las estampas más famosas de Japón, la pagoda roja de Chureito de cinco pisos y disfrutaremos de un baño termal al aire libre típicamente japonés en un onsen y ponernos un yukata (una prenda parecida al kimono, de algodón y más simple, que se lleva después del baño a modo de «ropa de ir por casa»).
Alojamiento día 8: en el lago Motosu, El Kuranoyado Matsuya o similar
Yamanakako, Kawaguchiko, Saiko, Shojiko y Motosu son los cinco lagos volcánicos del Monte Fuji y recorrerlos en una ruta de cicloturismo nos permitirá no sólo tener las mejores vistas del emblemático volcán de Japón, sino de nutrirnos de los bellos paisajes que nos dejan en primavera y en otoño.
La ruta son 100 km con 1.325 m de desnivel y la hemos dividido en 3 días para hacerla despacio y con la tranquilidad que requiere la contemplación obligada de este territorio.
Tras la primera etapa dormiremos en la villa del día anterior, junto al lago Kawaguchiko y en el segundo día lo haremos cerca de otro lago, el Motosu, por lo que llevaremos una pequeña mochila con las 4 cosas básicas para pasar la noche.
Durante estos 3 días nos espera ver el Fuji reflejado en la superficie del agua de los lagos, atravesar bosques, campos de flores, cerezos en flor en primavera y el espectáculo del momiji en otoño.
Además, veremos una de las estampas más famosas de Japón, la pagoda roja de Chureito de cinco pisos y disfrutaremos de un baño termal al aire libre típicamente japonés en un onsen y ponernos un yukata (una prenda parecida al kimono, de algodón y más simple, que se lleva después del baño a modo de «ropa de ir por casa»).
Alojamiento día 9: Residencia Keimura Kajiwara o similar
Cogeremos de nuevo el tren para poner rumbo a Kioto (unas 4 horas y media) donde pasaremos 3 días. Igual que hicimos en Tokio, aquí proponemos varios planes con la posibilidad de ir improvisando según nos lo pida el cuerpo o el interés que tenga el grupo de mujeres salvajes.
Kioto no tiene nada que ver con Tokio, si Tokio es modernidad, rascacielos, y luces de neón, Kioto es tradición, templos y jardines zen.
Es la ciudad guardiana del Japón más ancestral porque fue antigua capital del país y no se bombardeó en la II Guerra Mundial, manteniéndose así todos los templos y santuarios originales.
Además, en Kioto nos sumergiremos en el fascinante mundo de las geishas y quizá desterremos algunas de las ideas preconcebidas sobre estas mujeres artistas.
La casa donde nos quedaremos tiene un jardín precioso y está muy cerca del santuario Kitano Tenmangu, uno de esos que se suele dejar la mayoría de turistas.
Y aquí nuestra propuesta de planes:
• El Santuario Fushimi Inari-Taisha, otra de las imágenes más icónicas de Japón por ese sendero rojo y naranja compuesto por las mil puertas Torii (puerta tradicional japonesa que suele hallarse a la entrada de un santuario sintoísta y que simboliza la transición de lo mundano a lo sagrado).
Pues bien, este camino serpentea a lo largo de la montaña filtrando la luz del sol que se va reflejando entre las personas que lo atraviesan, sólo por esto ya merece la pena visitarlo.
Desde aquí hay una ruta de senderismo de unos 9 kilómetros que nos conectará con otros dos templos, el Tofukuji y el Kiyomizudera.
• El Tofukuji: otro punto que se suelen dejar atrás la mayoría, pero para nosotras es clave porque es uno de mayores tempos zen de la ciudad y en otoño es un crimen no visitarlo, además lo podemos hacer por la noche para ver su iluminación especial.
• Kiyomizudera, un imprescindible y en otoño más. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También cuenta con iluminación nocturna.
• En primavera, el camino de la filosofía, entre el templo Ginkakuji y el templo Eikando, lleno de cerezos en flor y también con iluminación nocturna.
• El templo To-ji o el templo Kinkakuji, más conocido como el Templo Dorado son siempre una gran elección.
• Mercado Nishiki apodado “la cocina de Kioto”con más de 130 puestos de productos frescos y elaboraciones típicas de la ciudad.
• Un taller de teñido con índigo. El Aizome o «teñido índigo» se caracteriza por un color azul profundo también llamado «azul de Japón». Esta técnica es milenaria y consiste en utilizar un tinte natural que se obtiene cosechando, secando y fermentando las hojas del índigo japonés, una especie de planta con flores del género persicaria. La idea del taller es poder conocer todo el proceso y llevarnos un recuerdo de este viajazo hecho con nuestras propias manos.
• Taller de Kintsugi (“reparar con oro”) Es un método de reparación que celebra la historia de cada objeto haciendo énfasis en sus fracturas en lugar de ocultarlas o disimularlas. El kintsugi da una nueva vida a la pieza de cerámica rota uniendo las fracturas con una resina mezclada con polvo de oro. La pieza se transforma incluso en algo más bello que el original, dándole todavía más valor al reciclaje.
• El bosque de bambú de Arashiyama: dejarse llevar por sus senderos es una experiencia onírica. Se camina entre miles de bambús que se alzan hacia el cielo en busca de luz. La brisa mece los troncos y provocan una melodía que figura en la lista de «los cien sonidos a preservar en Japón». Además, en otoño y en primavera está espectacular y es fácil que nos pille un festival.
• El jardín zen del templo Ryoanji declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es un ejemplo perfecto de los jardines zen que se popularizaron en los templos budistas, busca mostrar la esencia de la naturaleza a través de la abstracción y del uso de tan sólo tres elementos: rocas, arena rastrillada y algo de musgo. Para muchos, es el perfecto jardín zen porque tiene una particularidad: es imposible ver todas las rocas del jardín a la vez, sólo puedes ver la imagen completa del jardín en tu mente…
• Y mención especial a Gion, el famoso barrio de geishas, sus calles están llenas de casas tradicionales de madera llamadas machiya, donde viven y trabajan las geishas y sus aprendices, las maiko. También hay numerosos restaurantes, casas de té y tiendas de artesanía.
Visitar Gion es como viajar en el tiempo, se respira un ambiente tranquilo y misterioso, sobre todo al atardecer, cuando las luces se encienden y las geishas salen a sus citas.
La mejor forma de acercarnos a ella es asistir a los festivales que se celebran cada año en primavera y otoño, espectáculos donde las geishas y las maikos muestran sus habilidades en el canto, la danza y la música.
Es una oportunidad única para admirar el arte y la belleza de las geishas, así como para conocer más sobre su historia y su cultura ya que quizá existen muchos prejuicios alrededor de ellas. Debatiremos sobre el posible machismo o los casos de acoso que han recibido por parte del turismo extranjero.
Nota: De hecho, estos incidentes han llevado a plantear cerrar el acceso a turistas, así que en función de cómo esté la situación cuando nosotras vayamos, visitaremos este barrio u otro menos conocido.
Alojamiento en Kioto: Kanki no Yado o similar
Cogeremos de nuevo el tren para poner rumbo a Kioto (unas 4 horas y media) donde pasaremos 3 días. Igual que hicimos en Tokio, aquí proponemos varios planes con la posibilidad de ir improvisando según nos lo pida el cuerpo o el interés que tenga el grupo de mujeres salvajes.
Kioto no tiene nada que ver con Tokio, si Tokio es modernidad, rascacielos, y luces de neón, Kioto es tradición, templos y jardines zen.
Es la ciudad guardiana del Japón más ancestral porque fue antigua capital del país y no se bombardeó en la II Guerra Mundial, manteniéndose así todos los templos y santuarios originales.
Además, en Kioto nos sumergiremos en el fascinante mundo de las geishas y quizá desterremos algunas de las ideas preconcebidas sobre estas mujeres artistas.
La casa donde nos quedaremos tiene un jardín precioso y está muy cerca del santuario Kitano Tenmangu, uno de esos que se suele dejar la mayoría de turistas.
Y aquí nuestra propuesta de planes:
• El Santuario Fushimi Inari-Taisha, otra de las imágenes más icónicas de Japón por ese sendero rojo y naranja compuesto por las mil puertas Torii (puerta tradicional japonesa que suele hallarse a la entrada de un santuario sintoísta y que simboliza la transición de lo mundano a lo sagrado).
Pues bien, este camino serpentea a lo largo de la montaña filtrando la luz del sol que se va reflejando entre las personas que lo atraviesan, sólo por esto ya merece la pena visitarlo.
Desde aquí hay una ruta de senderismo de unos 9 kilómetros que nos conectará con otros dos templos, el Tofukuji y el Kiyomizudera.
• El Tofukuji: otro punto que se suelen dejar atrás la mayoría, pero para nosotras es clave porque es uno de mayores tempos zen de la ciudad y en otoño es un crimen no visitarlo, además lo podemos hacer por la noche para ver su iluminación especial.
• Kiyomizudera, un imprescindible y en otoño más. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También cuenta con iluminación nocturna.
• En primavera, el camino de la filosofía, entre el templo Ginkakuji y el templo Eikando, lleno de cerezos en flor y también con iluminación nocturna.
• El templo To-ji o el templo Kinkakuji, más conocido como el Templo Dorado son siempre una gran elección.
• Mercado Nishiki apodado “la cocina de Kioto”con más de 130 puestos de productos frescos y elaboraciones típicas de la ciudad.
• Un taller de teñido con índigo. El Aizome o «teñido índigo» se caracteriza por un color azul profundo también llamado «azul de Japón». Esta técnica es milenaria y consiste en utilizar un tinte natural que se obtiene cosechando, secando y fermentando las hojas del índigo japonés, una especie de planta con flores del género persicaria. La idea del taller es poder conocer todo el proceso y llevarnos un recuerdo de este viajazo hecho con nuestras propias manos.
• Taller de Kintsugi (“reparar con oro”) Es un método de reparación que celebra la historia de cada objeto haciendo énfasis en sus fracturas en lugar de ocultarlas o disimularlas. El kintsugi da una nueva vida a la pieza de cerámica rota uniendo las fracturas con una resina mezclada con polvo de oro. La pieza se transforma incluso en algo más bello que el original, dándole todavía más valor al reciclaje.
• El bosque de bambú de Arashiyama: dejarse llevar por sus senderos es una experiencia onírica. Se camina entre miles de bambús que se alzan hacia el cielo en busca de luz. La brisa mece los troncos y provocan una melodía que figura en la lista de «los cien sonidos a preservar en Japón». Además, en otoño y en primavera está espectacular y es fácil que nos pille un festival.
• El jardín zen del templo Ryoanji declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es un ejemplo perfecto de los jardines zen que se popularizaron en los templos budistas, busca mostrar la esencia de la naturaleza a través de la abstracción y del uso de tan sólo tres elementos: rocas, arena rastrillada y algo de musgo. Para muchos, es el perfecto jardín zen porque tiene una particularidad: es imposible ver todas las rocas del jardín a la vez, sólo puedes ver la imagen completa del jardín en tu mente…
• Y mención especial a Gion, el famoso barrio de geishas, sus calles están llenas de casas tradicionales de madera llamadas machiya, donde viven y trabajan las geishas y sus aprendices, las maiko. También hay numerosos restaurantes, casas de té y tiendas de artesanía.
Visitar Gion es como viajar en el tiempo, se respira un ambiente tranquilo y misterioso, sobre todo al atardecer, cuando las luces se encienden y las geishas salen a sus citas.
La mejor forma de acercarnos a ella es asistir a los festivales que se celebran cada año en primavera y otoño, espectáculos donde las geishas y las maikos muestran sus habilidades en el canto, la danza y la música.
Es una oportunidad única para admirar el arte y la belleza de las geishas, así como para conocer más sobre su historia y su cultura ya que quizá existen muchos prejuicios alrededor de ellas. Debatiremos sobre el posible machismo o los casos de acoso que han recibido por parte del turismo extranjero.
Nota: De hecho, estos incidentes han llevado a plantear cerrar el acceso a turistas, así que en función de cómo esté la situación cuando nosotras vayamos, visitaremos este barrio u otro menos conocido.
Alojamiento en Kioto: Kanki no Yado o similar
Cogeremos de nuevo el tren para poner rumbo a Kioto (unas 4 horas y media) donde pasaremos 3 días. Igual que hicimos en Tokio, aquí proponemos varios planes con la posibilidad de ir improvisando según nos lo pida el cuerpo o el interés que tenga el grupo de mujeres salvajes.
Kioto no tiene nada que ver con Tokio, si Tokio es modernidad, rascacielos, y luces de neón, Kioto es tradición, templos y jardines zen.
Es la ciudad guardiana del Japón más ancestral porque fue antigua capital del país y no se bombardeó en la II Guerra Mundial, manteniéndose así todos los templos y santuarios originales.
Además, en Kioto nos sumergiremos en el fascinante mundo de las geishas y quizá desterremos algunas de las ideas preconcebidas sobre estas mujeres artistas.
La casa donde nos quedaremos tiene un jardín precioso y está muy cerca del santuario Kitano Tenmangu, uno de esos que se suele dejar la mayoría de turistas.
Y aquí nuestra propuesta de planes:
• El Santuario Fushimi Inari-Taisha, otra de las imágenes más icónicas de Japón por ese sendero rojo y naranja compuesto por las mil puertas Torii (puerta tradicional japonesa que suele hallarse a la entrada de un santuario sintoísta y que simboliza la transición de lo mundano a lo sagrado).
Pues bien, este camino serpentea a lo largo de la montaña filtrando la luz del sol que se va reflejando entre las personas que lo atraviesan, sólo por esto ya merece la pena visitarlo.
Desde aquí hay una ruta de senderismo de unos 9 kilómetros que nos conectará con otros dos templos, el Tofukuji y el Kiyomizudera.
• El Tofukuji: otro punto que se suelen dejar atrás la mayoría, pero para nosotras es clave porque es uno de mayores tempos zen de la ciudad y en otoño es un crimen no visitarlo, además lo podemos hacer por la noche para ver su iluminación especial.
• Kiyomizudera, un imprescindible y en otoño más. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También cuenta con iluminación nocturna.
• En primavera, el camino de la filosofía, entre el templo Ginkakuji y el templo Eikando, lleno de cerezos en flor y también con iluminación nocturna.
• El templo To-ji o el templo Kinkakuji, más conocido como el Templo Dorado son siempre una gran elección.
• Mercado Nishiki apodado “la cocina de Kioto”con más de 130 puestos de productos frescos y elaboraciones típicas de la ciudad.
• Un taller de teñido con índigo. El Aizome o «teñido índigo» se caracteriza por un color azul profundo también llamado «azul de Japón». Esta técnica es milenaria y consiste en utilizar un tinte natural que se obtiene cosechando, secando y fermentando las hojas del índigo japonés, una especie de planta con flores del género persicaria. La idea del taller es poder conocer todo el proceso y llevarnos un recuerdo de este viajazo hecho con nuestras propias manos.
• Taller de Kintsugi (“reparar con oro”) Es un método de reparación que celebra la historia de cada objeto haciendo énfasis en sus fracturas en lugar de ocultarlas o disimularlas. El kintsugi da una nueva vida a la pieza de cerámica rota uniendo las fracturas con una resina mezclada con polvo de oro. La pieza se transforma incluso en algo más bello que el original, dándole todavía más valor al reciclaje.
• El bosque de bambú de Arashiyama: dejarse llevar por sus senderos es una experiencia onírica. Se camina entre miles de bambús que se alzan hacia el cielo en busca de luz. La brisa mece los troncos y provocan una melodía que figura en la lista de «los cien sonidos a preservar en Japón». Además, en otoño y en primavera está espectacular y es fácil que nos pille un festival.
• El jardín zen del templo Ryoanji declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es un ejemplo perfecto de los jardines zen que se popularizaron en los templos budistas, busca mostrar la esencia de la naturaleza a través de la abstracción y del uso de tan sólo tres elementos: rocas, arena rastrillada y algo de musgo. Para muchos, es el perfecto jardín zen porque tiene una particularidad: es imposible ver todas las rocas del jardín a la vez, sólo puedes ver la imagen completa del jardín en tu mente…
• Y mención especial a Gion, el famoso barrio de geishas, sus calles están llenas de casas tradicionales de madera llamadas machiya, donde viven y trabajan las geishas y sus aprendices, las maiko. También hay numerosos restaurantes, casas de té y tiendas de artesanía.
Visitar Gion es como viajar en el tiempo, se respira un ambiente tranquilo y misterioso, sobre todo al atardecer, cuando las luces se encienden y las geishas salen a sus citas.
La mejor forma de acercarnos a ella es asistir a los festivales que se celebran cada año en primavera y otoño, espectáculos donde las geishas y las maikos muestran sus habilidades en el canto, la danza y la música.
Es una oportunidad única para admirar el arte y la belleza de las geishas, así como para conocer más sobre su historia y su cultura ya que quizá existen muchos prejuicios alrededor de ellas. Debatiremos sobre el posible machismo o los casos de acoso que han recibido por parte del turismo extranjero.
Nota: De hecho, estos incidentes han llevado a plantear cerrar el acceso a turistas, así que en función de cómo esté la situación cuando nosotras vayamos, visitaremos este barrio u otro menos conocido.
Alojamiento en Kioto: Kanki no Yado o similar
Excursión de día desde Kioto para ir visitar Nara conocida también como la ciudad de los ciervos.
Y es que el Parque Nara-Koen cuenta con más de 1200 ciervos, pasaremos un buen rato visitándolos y llegado el momento te daremos una serie de pautas para hacerlo de forma respetuosa.
Pero Nara es mucho más, es una encantadora ciudad donde dejarse llevar por ese espíritu del Japón tradicional que se refleja en sus calles.
Otras visitas que incluiremos son:
• El templo Todaiji que contiene la famosa estatua de Daibutsu, un buda gigante sentado.
• El santuario Kasuga Taisha en Nara y sus miles de lámparas, otro Patrimonio de la Humanidad.
• El barrio de Naramachi, el barrio antiguo de la ciudad, en la antigüedad era el distrito de los comerciantes y artesanos y hoy en día lo ocupan tiendas con encanto, cafés, museos, talleres de artesanía y destilerías de Sake
Alojamiento en Kioto: Kanki no Yado
Pondremos rumbo a Onomichi, una pequeña ciudad portuaria no muy lejos de Hiroshima, que nos llevará unas dos horas y media en tren.
Será el punto de partida de la otra ruta de cicloturismo que haremos, la Shimanami Kaido que comenzaremos al día siguiente, pero nos perderemos por esta ciudad que bien podría ser un pueblo, de hecho, está lleno de estrechas callejuelas, cuestas empedradas, templos y gatos, sobre todo gatos.
No tendremos un plan de cosas que ver ya que callejear es la mejor forma de visitar Onomichi para detenerse en esos rincones tan mágicos que han sido localizaciones de muchas películas y series de televisión.
Eso sí nos iremos pronto a dormir que al día siguiente comienza la guinda de pastel.
Alojamiento en Onomichi: bLOCAL Bingo Yamamo o similar
Y es que mucha gente visita Japón sin darse cuenta que Japón sobre todo es agua, mar e islas, muchas islas, concretamente 6.852 islas. Un país tan lleno de agua que incluso esconde uno en sus entrañas, el Mar Interior de Seto, tan bello como olvidado para el turismo más convencional.
Es ideal para pedalear con total seguridad. Son 70 kilómetros que unen 8 islas a través de 9 puentes colgantes que se elevan sobre este mar.
Nosotras la haremos en 2 días para hacerla tranquilamente y hacer las paradas que nos pida el cuerpo para contemplar algunas de estas cosas que nos esperan:
El espectáculo del mar interior de Seto con su agua turquesa, el cielo azul y esos rojos al atardecer.
• Los caminos en medio de la naturaleza que nos conducen a pueblos remotos.
• Los puertos pesqueros, los campos de frutales y el Japón más rural.
• La amabilidad de la gente, personas de campo y mar.
• Los cientos de rosas y la variedad de cerezo Oshima Zakura.
• El castillo de Innoshima Suigun.
La primera noche la haremos en la isla de Omi y la segunda en el otro extremo de la ruta, en Imabari en el templo Senyuji, uno de los que forma parte de los 88 templos del Shikoku Henro, el Camino de Santiago japonés.
Aquí no sólo nos alojaremos, sino que nos introduciremos en la vida del templo, disfrutando de las comidas, las meditaciones y el ambiente budista.
Al día siguiente volveremos a Onomichi combinando la bici con el barco para dormir de nuevo en el alojamiento de esta bonita ciudad y así terminar de verla.
Alojamiento en Imabari: I-Link Hostel & Cafe Shimanami o similar
Y es que mucha gente visita Japón sin darse cuenta que Japón sobre todo es agua, mar e islas, muchas islas, concretamente 6.852 islas. Un país tan lleno de agua que incluso esconde uno en sus entrañas, el Mar Interior de Seto, tan bello como olvidado para el turismo más convencional.
Es ideal para pedalear con total seguridad. Son 70 kilómetros que unen 8 islas a través de 9 puentes colgantes que se elevan sobre este mar.
Nosotras la haremos en 2 días para hacerla tranquilamente y hacer las paradas que nos pida el cuerpo para contemplar algunas de estas cosas que nos esperan:
El espectáculo del mar interior de Seto con su agua turquesa, el cielo azul y esos rojos al atardecer.
• Los caminos en medio de la naturaleza que nos conducen a pueblos remotos.
• Los puertos pesqueros, los campos de frutales y el Japón más rural.
• La amabilidad de la gente, personas de campo y mar.
• Los cientos de rosas y la variedad de cerezo Oshima Zakura.
• El castillo de Innoshima Suigun.
La primera noche la haremos en la isla de Omi y la segunda en el otro extremo de la ruta, en Imabari en el templo Senyuji, uno de los que forma parte de los 88 templos del Shikoku Henro, el Camino de Santiago japonés.
Aquí no sólo nos alojaremos, sino que nos introduciremos en la vida del templo, disfrutando de las comidas, las meditaciones y el ambiente budista.
Al día siguiente volveremos a Onomichi combinando la bici con el barco para dormir de nuevo en el alojamiento de esta bonita ciudad y así terminar de verla.
Alojamiento en el templo Senyuji
Y es que mucha gente visita Japón sin darse cuenta que Japón sobre todo es agua, mar e islas, muchas islas, concretamente 6.852 islas. Un país tan lleno de agua que incluso esconde uno en sus entrañas, el Mar Interior de Seto, tan bello como olvidado para el turismo más convencional.
Es ideal para pedalear con total seguridad. Son 70 kilómetros que unen 8 islas a través de 9 puentes colgantes que se elevan sobre este mar.
Nosotras la haremos en 2 días para hacerla tranquilamente y hacer las paradas que nos pida el cuerpo para contemplar algunas de estas cosas que nos esperan:
El espectáculo del mar interior de Seto con su agua turquesa, el cielo azul y esos rojos al atardecer.
• Los caminos en medio de la naturaleza que nos conducen a pueblos remotos.
• Los puertos pesqueros, los campos de frutales y el Japón más rural.
• La amabilidad de la gente, personas de campo y mar.
• Los cientos de rosas y la variedad de cerezo Oshima Zakura.
• El castillo de Innoshima Suigun.
La primera noche la haremos en la isla de Omi y la segunda en el otro extremo de la ruta, en Imabari en el templo Senyuji, uno de los que forma parte de los 88 templos del Shikoku Henro, el Camino de Santiago japonés.
Aquí no sólo nos alojaremos, sino que nos introduciremos en la vida del templo, disfrutando de las comidas, las meditaciones y el ambiente budista.
Al día siguiente volveremos a Onomichi combinando la bici con el barco para dormir de nuevo en el alojamiento de esta bonita ciudad y así terminar de verla.
Alojamiento en Onomichi: bLOCAL Bingo Yamamo o simiar
Toca despedirse del país nipón cogiendo nuestro último tren (2 horas) a Osaka para ir al aeropuerto y coger vuelo de vuelta a casa.
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